SAFE, una organización de consumidores con sede en Bruselas centrada en la seguridad alimentaria, lanza una campaña de sensibilización sobre la acrilamida, una sustancia potencialmente carcinógena que se libera al cocinar alimentos a alta temperatura junto con la publicación de un documento de posición en el que aboga por normas más estrictas sobre la presencia de esta sustancia en los alimentos.
SAFE (Safe Food Advocacy Europe), la única organización europea de consumidores con sede en Bruselas especializada exclusivamente en el sector alimentario, está intensificando sus esfuerzos de concienciación sobre la acrilamida y abogando por el establecimiento de límites estrictos para la presencia de esta sustancia en los alimentos. SAFE ha publicado un documento de posición en el que pone de manifiesto su preocupación por los niveles de acrilamida en los alimentos.
La acrilamida, un compuesto químico que se forma durante los procesos de cocción, plantea riesgos significativos para la salud de los consumidores, especialmente los lactantes y los niños pequeños. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) confirmó los hallazgos relacionados con la genotoxicidad y, en estudios recientes, también se han establecido nuevas asociaciones entre la acrilamida en la dieta y ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, a menudo los consumidores no son conscientes del problema.
Por esta razón, SAFE lanza hoy una campaña de comunicación dirigida a los consumidores, para concienciarlos de los riesgos asociados a la acrilamida. Además de educar al público sobre cómo reconocer la acrilamida, la campaña proporcionará consejos prácticos sobre cómo preparar y cocinar alimentos en casa de forma segura. La campaña se llevará a cabo en las redes sociales, con la difusión de vídeos educativos, realizados en colaboración con el miembro de SAFE Associazione per la sicurezza nutrizionale in cucina y su fundadora, la nutricionista Chiara Manzi.
Esta asociación se dedica a combinar la investigación científica nutricional con el arte de la cocina, para educar a los consumidores a adoptar hábitos alimentarios más saludables.
A la vez que intensifica sus esfuerzos para concienciar a los consumidores sobre la acrilamida, SAFE insta a los responsables políticos europeos a tomar medidas decisivas para proteger la salud pública. Los actuales niveles de referencia fijados por la Comisión Europea han demostrado su ineficacia para proteger adecuadamente la salud de los consumidores. SAFE pide que se establezcan niveles máximos legalmente vinculantes para todas las categorías de alimentos en las que la acrilamida supone un riesgo para la población y especialmente para los niños. Estas categorías de alimentos incluyen las patatas fritas, los productos para el desayuno y las patatas fritas.
Además, SAFE aboga por una regulación estricta del nivel de acrilamida en los alimentos infantiles, sugiriendo un nivel máximo muy por debajo del valor de 50 μg/kg, ya que los estudios indican que niveles tan bajos como 1 μg/kg son fácilmente alcanzables. Subrayamos que unos niveles más elevados podrían obstaculizar los esfuerzos por minimizar el contenido de acrilamida. Para las galletas comercializadas a niños, SAFE insta a que se establezca un nivel máximo significativamente inferior al actual punto de referencia de 150 μg/kg. También recomendamos reducir el nivel de referencia para los cereales de desayuno consumidos por niños menores de tres años y pedimos regulaciones más estrictas para proteger a este grupo vulnerable.
Además, SAFE propone la inclusión de nuevas categorías de alimentos como los frutos secos tostados y las chips de verduras en la regulación de la acrilamida debido a los altos niveles detectados en estas categorías de alimentos en numerosos estudios, que subrayan la necesidad de un cambio normativo.
Las pruebas realizadas por SAFE y sus miembros en toda Europa pusieron de manifiesto la urgente necesidad de una nueva normativa para limitar la acrilamida en diversos alimentos ya en 2017. En 2023, CVUA Stuttgart encontró niveles alarmantemente altos de acrilamida que alcanzaban hasta 3500 μg/kg en las patatas fritas en varias categorías de alimentos, como las patatas fritas, las patatas fritas, el pan de trigo, el pan crujiente, el café instantáneo, el pan de especias, las galletas saladas, los copos de maíz y los cereales de desayuno.
Por estas razones, SAFE insta a la Comisión Europea y al Parlamento Europeo entrante a que sitúen la seguridad de los consumidores en el primer lugar de su agenda. SAFE aboga por la aplicación de niveles máximos de acrilamida más estrictos en los productos alimenticios para disminuir los riesgos para la salud. SAFE está comprometida con su esfuerzo por garantizar la calidad y seguridad de los alimentos para todos los consumidores de la UE y mejorar la gestión de riesgos, ampliando su acción de defensa más allá de la nueva legislatura.
Acerca de SAFE
SAFE (Safe Food Advocacy Europe) se creó con el objetivo de garantizar que la salud y las preocupaciones de los consumidores sigan siendo el núcleo de la legislación alimentaria de la UE. SAFE es actualmente la única ONG con sede en Bruselas especializada en la protección y representación de los consumidores de la UE en el sector alimentario. SAFE se esfuerza por garantizar normas alimentarias más seguras para los consumidores supervisando el proceso legislativo de la UE en materia alimentaria y cooperando con las partes interesadas de la UE en la elaboración de reglamentos alimentarios exhaustivos. SAFE apoya el desarrollo de políticas y acciones de concienciación que aborden conjuntamente la salud, el medio ambiente, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, y participa en varios proyectos financiados por la UE para reducir el impacto ambiental del sector alimentario.
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