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Las gasistas prevén medio millón de refacturaciones a hogares por los cambios en el recibo

Domingo, Noviembre 3, 2019

Un cambio técnico en la configuración del recibo del gas amenaza con provocar más de medio millón de refacturaciones a clientes domésticos a partir de 2020. Así lo advierten las principales compañías gasistas del país tras analizar en las últimas semanas la propuesta de cambio de peajes realizada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), cuya fase de alegaciones concluyó hace unas semanas y está a la espera de ser analizada por el Pleno.

La revisión promovida por el regulador sustituye las variables de presión por el consumo real para determinar la cuantía que cada consumidor debe aportar al sistema para retribuir sus costes fijos, entre los que se incluye el mantenimiento de infraestructuras como los gasoductos o las regasificadoras. Este cambio contribuirá, según la CNMC, a rebajar esta parte de la factura entre un 6% y un 26% en función del el consumo de cada cliente.

Las empresas no están de acuerdo con esta cifra y rebajan el impacto en el precio final de la factura doméstica a «menos del 1%». Además, las fuentes del sector consultadas avisan de que el cambio tiene «letra pequeña» ya que provocará que cientos de miles de clientes -un 8% del total que compone el sector gasista- tengan que ser refacturados al término del ejercicio para ajustar su consumo al grupo de facturación adecuado dentro de las 11 escalas previstas por la CNMC. Por ejemplo, un cambio del primer al segundo grupo de consumo -que supone sobrepasar la franja de demanda de los 3.000 kilovatios hora- podría conllevar una refacturación al alza o a la baja de 36 euros al final del ejercicio.

La patronal Sedigas denuncia en sus alegaciones remitidas al organismo que dirige José María Marín Quemada un «cambio radical» en la configuración del recibo que generará «una alta incertidumbre» no sólo para las empresas, sino también para los consumidores domésticos. «Hasta ahora, solo se refacturaba el peaje a los consumidores de alta presión al pasar el año, en función del consumo verdaderamente habido para ajustarlos al escalón de consumo. Con la propuesta, parece que el distribuidor deberá refacturar a todos los consumidores, incluyendo los de menor presión, lo que puede dar lugar a numerosas reclamaciones», advierte la organización en el texto al que ha tenido acceso EL MUNDO.

La CNMC propone utilizar distintas escalas de consumo que irán desde los 3.000 kilovatios hora anuales, propio de hogares con consumo de gas sin calefacción, hasta los más de 500 millones de kilovatios hora de un gran consumidor industrial. Las empresas gasistas aseguran que al traspasar a los clientes catalogados por presión a consumo con una estimación se producirán distintos errores que tendrán que ser luego corregidos con una refacturación prevista en el primer semestre del siguiente año.

El regulador público ha analizado ya algunas de las alegaciones propuestas por Sedigas y ha decidido hacer cambios en la versión final de orden de peajes que entrará en vigor en enero de 2020. El nuevo texto incluirá una adenda que reconoce la existencia de las refacturaciones y establece la obligación a las empresas de informar a sus clientes sobre este cambio, evitando así la confusión que provocaría que éstos se encuentren de manera inesperada con una factura adicional al final del ejercicio. Fuentes del regulador quitan hierro a estos cambios al asegurar que ya se han hecho en otras ocasiones en el recibo de la luz y defienden los beneficios de la rebaja de peajes.

Las compañías consideran que este apéndice no es suficiente y reclaman a la CNMC que posponga la entrada en vigor de la nueva metodología hasta el mes de octubre del próximo ejercicio. Además, las compañías piden un suelo de consumo para evitar la refacturación al grueso de clientes domésticos. Sedigas, que reúne a la totalidad del sector, reclama tres meses para que el sector tenga una «adecuada comprensión del cambio» y otro semestre para asegurar la implantación de todos sus sistemas informáticos. Las compañías protestan además porque este cambio forma parte de la batería de modificaciones que afectan casi a la totalidad del funcionamiento del sector energético en España, reguladas en 14 circulares distintas por la CNMC. «En conjunto, las circulares proponen una matriz de interrelaciones entre ellas que dificulta definir el nuevo horizonte regulatorio y su impacto final en el cliente», concluye Sedigas.